el amor y la depresión endógena.

Este artículo está dedicado a las personas que tienen una pareja que sufre de depresión, por su amor que va más allá de lo esperado.

 

la persona deprimida.

La depresión es una dolencia totalmente desestructurante para la persona que la padece, hay muchas dudas y luchas infructuosas durante la enfermedad. Lograr darse cuenta que uno se está deprimiendo se convertirá en todo un proceso, es una enfermedad que va desarrollándose y puede permanecer enmascarada por mucho tiempo. 

Es frecuente que la persona busque otras razones para entender lo que le pasa. Aceptar la depresión es muy difícil,  porque aún en la sociedad moderna hay un estigma con las enfermedades emocionales.  Por otro lado también se dificulta asumirla de inicio, ya que sus síntomas se pueden confundir con otras dolencias, por lo que la falta de experticia genera diagnósticos equivocados que pueden llevar a la persona a desgastarse, emprendiendo tratamientos sin ningún resultado.

 

Una vez diagnosticada, tampoco es un camino llano, ya que el profesional deberá encontrar la medicación adecuada,  lo que para unas personas funciona para otras puede no servir. Es un tratamiento largo que en muchos casos tendrá recaídas y su abrumadora interferencia en la vida no hace más que empeorar la situación. 

 

la pareja de la persona deprimida.

Todo este cuadro es terriblemente doloroso y confuso para la persona que lo sufre. No es menos doloroso, confuso y destructivo para su pareja.  Porque la depresión endógena no depende de lo que pase a fuera, no es algo objetivo lo que ocasiona la depresión; por lo tanto no se puede hacer algo para dar alegría a la pareja, no se puede hacer nada para que vuelva la esperanza. Haga lo que haga la pareja del deprimido, parece que nada sirve.

 

A pesar de todo, hay personas que eligen quedarse con su pareja que sufre depresión,  principalmente porque cuando su pareja no está deprimida, cuando asoma un atisbo de su verdadera personalidad, cuando aparece nuevamente la calidez y el cariño, vuelve de repente la esperanza de poder vivir la felicidad anhelada y muchas veces sentida cuando la enfermedad baja la guardia.  La persona que tiene depresión no es la depresión, solamente la tiene, y eso hace que su pareja la acompañe en busca de una mejoría que puede traer una vida realmente vivida.  La depresión vuelve borrosas las características del verdadero ser, la imposibilita de forma contundente, tiñe todo de gris incluso las relaciones.

el momento menos pensado.

La depresión puede aparecer en cualquier momento, no hay un indicativo por el cual la persona se deprime, por lo tanto se puede estar en el mejor momento de la vida familiar o laboral; se puede estar en un momento en que se requiere determinación, decisión o apoyo.

 

 

Sin embargo la persona deprimida no responderá simplemente porque no puede hacerlo. 

La pareja de la persona deprimida pasa por muchas estados emocionales, debido a esta particularidad de la enfermedad.  Al principio se enoja porque no tiene un apoyo emocional cuando lo necesita, se frustra porque no tiene con quien compartir sus alegrías y sus tristezas, se apena porque quisiera hacer algo por su pareja y sobretodo sufre porque sabe que no está en sus manos la solución.

no me interesa.

Una de las cosas que une a las personas para convertirlas en pareja, son los intereses comunes. Sin embargo cuando una persona se deprime pierde el interés por la vida, y eso quiere decir que las cosas de las que disfrutaba, ahora ya no tienen sentido.  La pareja de una persona deprimida se queda con las manos vacías frente al proyecto de vida que se plantearon juntos.  Pues si les gustaba viajar, y de alguna forma se logra convencer a la persona que se deprime de hacerlo, esa negociación de por sí ya será muy desgastante emocionalmente; durante el viaje la persona deprimida tendrá un humor melancólico, nada de lo que hagan podrá subir su ánimo, en muchos momentos se mostrará negativo, pesimista, inaccesible e irascible.

 

Estos estados emocionales estarán presentes en cualquier otro proyecto de pareja, desde una reunión de amigos hasta comprar una casa.  Lo que para otros  les puede llenar de ilusión, alegría o entusiasmo, con una pareja que se deprime se vuelve un camino que sólo uno lo trabajará y que a momentos tendrá que halar al otro con todas sus fuerzas para que no se quede atrás.  El esfuerzo de llevar a cabo la vida se vuelve una tarea dificultosa, dependiendo de que tan fuerte sea la depresión.

parece que mi pareja ha perdido el alma.

El estar vacío de sentimientos es otro de los síntomas de la depresión.  Entonces cuando pasa algo malo o algo bueno la persona simplemente se queda sin reacción; para la pareja de una persona deprimida eso significa emocionalmente no tener con quien contar.  Cuando necesite consuelo no podrá encontrar esa empatía en su pareja, no habrá palabras de aliento, ni convalidación.  Cuando suceda algo realmente bueno en la vida, tampoco encontrará en su pareja la alegría compartida por los logros, ni la felicidad por el camino recorrido.  Las alegrías y las penas cuando se tiene una pareja deprimida son tragos que se los toma a solas, el dolor de la apatía involuntaria puede aplastar los sueños de futuro.

dónde está el amor, dónde está el deseo.

La persona deprimida pierde la capacidad de sentir placer, y esto afecta profundamente a su pareja; la intimidad disminuye notablemente y en ocasiones deja de existir.  Si uno de los pilares fundamentales que sostienen una relación es la atracción mutua, el gozo, la posibilidad de contacto profundo con otro ser,  la pareja de la persona que se deprime puede percibir la falta de deseo como rechazo. El desdén frente a la intimidad puede generar dudas sobre el propio atractivo; incluso sobre el amor o sobre sentirse merecedor de amor.  Aunque la persona ya haya sido diagnosticada, no sirve de consuelo, ni cura la herida de amor, porque hay algo fundamental que estará ausente y que durante el tratamiento puede permanecer por mucho tiempo de la misma manera.

El acercamiento afectivo tampoco será fluido, unas veces estará y muchas otras simplemente desaparecerá como si nunca hubiera existido.  Claro, es una enfermedad, la persona depresiva no lo ha planeado, y sin embargo eso no alivia el corazón.

el aislamiento.

La persona deprimida tiende aislarse, principalmente porque siente mucha inseguridad en el trato social, y es cada vez más difícil que comparta con otros. El aislamiento puede alcanzar niveles impensables.  Entonces su pareja al principio luchará, con uñas y dientes, por sacar a su pareja deprimida del ostracismo, la invitación a cualquier parte será una discusión antes, durante y después del evento, eso si logra que asista a la invitación. 

 

Poco a poco la pareja del deprimido, empezará en el mejor de los casos, a ir a más cosas solo o sola, cada vez las reuniones y eventos se convertirán en momentos en que se sabe de antemano que no se podrá contar con la pareja.  En el peor de los casos la pareja de la persona deprimida también se enclaustrará y con ello se cerrarán las puertas a la vida.

 

de la tristeza a la ira.

Los cambios de humor en la persona deprimida pueden ser desconcertantes para sí misma y su pareja.  En ocasiones cuando todo aparentemente está en calma, la persona deprimida se puede mostrar malhumorada, irascible, incluso agresiva.

El estado de tristeza o desgano es difícil de aceptar,  mucho más es el ataque injustificado, la agresividad por agresividad.  Cuando esto sucede las fibras más sensibles de la pareja de un depresivo pueden lastimarse .  Muchas cosas se pude hacer por amor, y por amor esa persona permanece con su pareja, un amor que es tan grande que pasa por alto tantas necesidades normales.  Sin embargo soportar el maltrato por amor, soportar los cambios de ánimo de la pareja, convertirse en el depositario de su mal humor, es algo muy fuerte, es algo que cala profundamente.

 

Los pensamientos y los actos negativos son parte de la enfermedad, una cosa es saberlo y otra vivirlo.  La persona depresiva suele tener pensamientos repetitivos, las peleas con su pareja suelen ser siempre por los mismos temas gastados, una y otra vez los dos pueden verse encerrado en el círculo vicioso de discusiones que no conducen a ninguna parte.

 

dejar la medicación, automedicarse o caer en adicciones.

El estigma de una enfermedad mental prevalece aún ahora, la persona que ya ha aceptado que tiene depresión endógena y que tiene que medicarse para mejorar, tendrán que prepararse para un tratamiento de larga duración, para las posibles recaídas, para probar más de un medicamento cuando el primero no funciona, para continuar con la medicación.   Muchas veces esto no sucede, la persona deprimida por los mismos síntomas de la enfermedad tenderá a dejar la medicación apenas sienta una leve mejoría.  Y si no siente la mejoría tenderá a pensar que no se va a mejorar nunca y de todas formas tenderá a dejar el tratamiento. 

Otro de los graves problemas es que empiece a automedicarse, con lo cual se complicará la posibilidad de curación.  Algunas personas deprimidas pueden buscar supuesto alivio en el alcohol o las drogas, o en otras conductas de riesgo, que no hacen más que perjudicarla y empeorar la situación.   Para la pareja de una persona depresiva, esto puede ser la pérdida de la única esperanza.

el fantasma del suicidio.

Una persona deprimida se encuentra desesperanzada y puede llegar a tener pensamientos suicidas, en el peor de los casos puede concretar el suicidio.  Vivir con el temor que en cualquier momento la pareja puede atentar contra su propia vida, se convierte en una pesadilla, pues se carga con la responsabilidad de cuidar de esa vida, aunque en la práctica eso es relativo.  Una persona que elabora durante mucho tiempo la idea de suicidarse probablemente lo intentará, lo que puede sobrecoger a su pareja deculpa, resentimiento, pena y dolor.

 

buscar ayuda, una luz en medio de la oscuridad.

Si Usted se encuentra en esta situación, si usted tiene una pareja que se encuentra deprimida; hay algo que si puede hacer, busque ayuda. Usted puede buscar ayuda para su pareja, y puede acompañarle en su tratamiento y puede entender la situación, y eso estará muy bien.  Pero sobre todas las cosas en cualquier momento en el que se encuentre el proceso de la enfermedad, si su pareja se medica o no; busque ayuda para Usted, porque lo que está pasando con su vida no es fácil, ni pasajero.  Por su salud física y mental es necesario que encuentre un lugar en el cual pueda soltar su dolor, su propio proceso terapéutico se puede convertir en su sostén durante los momentos más difíciles.

 

Dra. Isabel Ayala Vera.

PSICOLOGA CLÍNICA

INGENIERA COMERCIAL

ANALISTA JUNGUIANA

+593996050245

Los derechos del texto y las fotografías son de Paola Isabel Ayala Vera. Se puede citar el presente artículo con la debida referencia