· 

CUIDADO DEL SISTEMA INMUNOLÓGICO.

Hoy por hoy la ciencia ha comprobado la importancia de un sistema inmunológico saludable no solo para prevenir enfermedades, sino también para recuperarse de ellas. Estos hallazgos que intuitivamente las líneas espirituales ya lo conocían, con otras palabras por supuesto, en el cuerpo mismo se encuentra la capacidad de mantener y restaurar la salud.

 

Se ha comprobado que el estrés debilita y reduce la eficacia del sistema inmunológico, y con esto se reduce la posibilidad de estar saludable.  Entonces es el placer la alternativa más obvia para cuidar y fortalecerlo. También en los últimos tiempos los estudios científicos corroboran cómo el placer se vincula con una mejor calidad vida, salud física y mental. Tan sólo la palabra puede llevarnos a diversos significados.

el placer y el cuerpo

 

Una de las maneras de reconectarnos con la experiencia del placer es a través de nuestro propio cuerpo. Cada uno de los sentidos: tacto, oído, olfato, vista, gusto. Nos permiten percibir el entorno a través de la experiencia corporal, luego nuestro cerebro se encargará de traducir eso como una fuente de placer o no.  Las experiencias de nuestra propia historia de vida, crean en nosotros una serie de filtros, dando significado a cada evento y de esta forma decantaran aquellas vivencias favoritas que deseamos repetir por el bienestar que nos generan.

 

 

Las experiencias que han resultado placenteras para la persona, genera endorfinas, dopamina, oxitócina y serotonina; cada una de estas importantes hormonas tiene un efecto único y contribuyen con la experiencia de placer, su búsqueda y repetición de la experiencia una y otra vez. Si hay alguna actividad que se ha encontrado y tiene ese efecto, se ha dado en el clavo, aquello es una fuente de placer que se traduce con el tiempo en una mayor salud física y mental.

lo qué da felicidad.

Ahí se encuentra la tarea de llegar a descubrir eso que nos sienta tan bien.  Es indispensable comprender que este tipo de placer que cura, tiene efectos que se prolongan en el tiempo, dejando una grata sensación de tranquilidad, y el deseo sereno de volverlo a vivir, cuando esto se repite periódicamente, se va generando un círculo virtuoso; surge la capacidad de reconocer la posibilidad de conectarse con una dimensión propia de satisfacción y realización.  Eso cuenta mucho en forma muy positiva al cuidado de uno mismo y el autoconcepto.

 

A diferencia de las adicciones, en las que se genera en cambio un círculo vicioso: deseo ansioso, excitación, bajón emocional para regresar una y otra vez al deseo ansioso.  Se produce de esta forma dependencia, culpa, insatisfacción por un placer en extremo momentáneo e insuficiente; que a lo largo del tiempo va generando pérdida de seguridad y estima.  Lo que no es una opción placentera, porque no se cuenta con la libertar de elegirla. Es una alerta roja, que nos puede confrontar con las forma en las que tratamos de escapar del miedo a sentir algún tipo de vacío emocional y en la intención de llenarlo, da como resultado el exceso y el dolor.

formas de fortalecer el sistema inmunológico.

Lo más importante es que cada uno encuentre la forma que mejor le va, con su personalidad, con sus gustos, con sus intereses.  No nos dejemos llevar por la corriente, las formulas generalizadas, pueden crear frustración, simplemente porque los seres humanos somos distintos.

Sin embargo podríamos enumerar aquí algunas maneras que en lo cotidiano están al alcance y que de forma muy sencilla pueden convertirse en hábito de salud.

Un dato importante es que debe realizar cualquiera de las actividades enumeradas a continuación por el simple objetivo de hacerlas, sin ninguna intención competitiva o perfeccionista, ahí se convierten en fuentes de placer y salud.

 

 

Haga deporte, el que más le guste, descubra las posibilidades de su cuerpo, el cambio de rutinas, ponen a nuestro cerebro flexible, es decir saludable.  Oxigenar su cerebro a través de la práctica deportiva hace una gran diferencia cognitiva y emocional.

 

Baile, busque un ritmo que siempre quiso aprender o que le produce curiosidad, no importa cómo lo haga, importa que lo haga, conéctese con la música, siéntala e interprétela a su manera, las conexiones nerviosas que se activan al escuchar música generan satisfacción y con ello salud mental, si todo esto se une a las acciones expresivas del movimiento del cuerpo, tenemos a mano una de las maneras más satisfactorias de cuidar de uno mismo.

Busque compartir con otros y crear relaciones significativas, encuentre personas con las que puede hablar de sus sueños, de sus ilusiones, de sus proyectos, encuentre gente que pueda compartir con usted opiniones sobre el último libro o película, encuentre gente cuya conversación le conduzca a descubrir nuevas cosas y le incentive a descubrir espacios creativos aún no explorados, las relaciones nutricias generan una agradable sensación de satisfacción después del encuentro, y unas ganas de repetirlo.

 

Medite o rece.  Independientemente de lo que crea o no. La capacidad de interiorizarse a través de las prácticas meditativas o de la práctica de la oración, ponen a nuestro ser en un estado de serenidad que en ocasiones puede conducir al gozo.  Es simple, sólo necesita un momento a solas, en silencio. Y es mucho lo que puede encontrar a cambio.

Encuentre un momento para el arte, para crearla o para apreciarla, para nuestra salud, las dos opciones son deseables.  Las bondades de conectarnos con el placer que pueden provocar las diferentes expresiones artísticas son un regalo, que nos puede llevar a descubrir nuestra propia capacidad de apreciación estética, no en vano se ha considerado a las bellas artes el regalo de los dioses.

 

Entre tanto que escoger, no hay pretexto alguno para no cuidarnos y en el camino vivir el gozo de lo cotidiano, a través de cada uno de nuestros sentidos, a través de nuestro cuerpo. Adelante, que cada uno encuentre su propia forma de vivir el placer que cura en esta experiencia llamada vida.

 

Dra. Isabel Ayala Vera.

PSICÓLOGA CLÍNICA

INGENIERA COMERCIAL

+593996050245

Los derechos del texto y las fotografías son de Paola Isabel Ayala Vera. Se puede citar el presente artículo con la debida referencia