Hay veces en que la vida es como el oleaje del mar, va y vuelve, en ese movimiento puede traer a nuestras orillas algo inesperado, valioso, algo que nos puede cambiar, pero esto puede llegar en un momento supuestamente inconveniente. Entonces la decisión se centrará en dejar eso que la vida trae porque no estamos preparados para vivirlo, o armarnos de valor para asumir el reto.
El encuentro con otro ser humano con el que en un momento se intima se convierte en algo de lo que se tiene que escapar, en el intento desafortunado de no involucrarse más de la cuenta.
(...) la naturaleza propia, tarde o temprano se verá instada a reconocerse a través de la coincidencia de dos, saldrá a flote lo que le es natural y que urge expresarlo. Y es así como el encuentro se convierte en un pretexto para verse uno mismo y cuestionar el camino elegido (...)
Tal vez sí nos dejamos impactar por la belleza suprema, podríamos soltar el andamiaje que nos mantiene cautivos en roles que van rigidizando nuestra esencia. Tal vez es el momento de devolverle su lugar a lo que importa, de darle la preeminencia a lo fundamental.
Dedico este artículo a todos mis queridos amigos, aquellos que me enseñan a mirar la vida de diferentes maneras y enriquecen mi corazón. A todas aquellas personas que saben construir amistades significativas como un tesoro para su vida. La amistad nos encuentra en cualquier momento y en cualquier lugar, el afecto que surge hacia alguien que comparte con nosotros un espacio de la vida puede dejar en el corazón momentos inolvidables. La amistad nos permite apreciar lo que de otra forma sería...