El proceso de cada persona es único, aunque existan circunstancias similares, estados de ánimo parecidos, el desenvolvimiento de los conflictos existenciales tienen un tempo propio para cada uno.
El agua como imagen puede evocar nuestro mundo emocional, ese mundo interno, misterioso, encantador, imprevisible, oscuro, temible, prístino, inaccesible, caótico, fuente de vida, diáfano.