Estamos siendo sacudidos por una situación que de ninguna forma está en nuestras manos que termine, estamos siendo interpelados por nuestros propios temas pendientes, por nuestros propios anhelos olvidados.
...tratando de limpiar, ordenar y purificar el mundo externo. Cuando lo que se tiene que volverse salubre es nuestro mundo interno, paradójico, tristemente paradójico. Por más que nos esforcemos en darle un orden a lo de afuera, sin considerar lo que nos está pasando dentro, el esfuerzo no nos conducirá a ningún lado, hemos arado en el mar.
Tal vez sí nos dejamos impactar por la belleza suprema, podríamos soltar el andamiaje que nos mantiene cautivos en roles que van rigidizando nuestra esencia. Tal vez es el momento de devolverle su lugar a lo que importa, de darle la preeminencia a lo fundamental.
La melancolía es un estado de ánimo que aparece muchas veces inadvertidamente como la bruma en el bosque. Si te sumerges en la bruma, el camino se vuelve confuso, es difícil decidir hacia dónde moverse, ya que no puedes divisar hacia donde ir. Tus sentimientos y pensamientos se cubren por la bruma de tus temores, de tus dolores, de tus renuncias, de lo no resuelto y ahora la desazón de lo pendiente se cuela inevitablemente a través de las rendijas de tus dudas .