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DOS FORMAS DE RELACIONARSE: INTROVERSION Y EXTRAVERSIÓN

¿Qué nos sucede cuando nos encontramos con un grupo grande de gente?

 

Nuestra respuesta vendrá dada por nuestra ecuación personal, es decir desde las características únicas de nuestra personalidad y cómo desde ahí nos relacionamos con el medio. Lo que leemos de los demás, de nosotros mismos y de la situación.

 

Habrá quién rápidamente se disponga a compartir, a conversar, y a divertirse con quién tenga en frente, y en unos pocos días considere a la mayor parte del grupo como sus mejores amigos.  Y cuente su vida privada sin ninguna restricción. Lo que atrae es la novedad, la experiencia, entrar en contacto con otra persona. Esta forma de actitud se conoce con el nombre de extraversión.

 

Habrán otros que en cambio, necesiten tiempo para comprender el ambiente y lo harán en relación a lo que les produce, necesitan percibir a los otros y lo que les provocan internamente, es decir llegar a sus propias opiniones al respecto; más importante será percibir sus propios niveles de incomodidad o comodidad tanto de la situación en general como particularmente con las distintas personas.  Evidentemente entregarse le costará más tiempo, y por supuesto no lo harán de forma general ni tampoco absoluta, sino más bien de manera más selectiva. A esto se le llama actitud introvertida.

quiero conocer a otros.

Esa es la principal inquietud de una persona extravertida acercarse a los otros y a las situaciones y relacionarse con ellas.  Ser sociable es fundamental y poner principal interés por lo que pasa afuera.  Por eso esta persona fluye en las situaciones sociales en la que puede tener variedad de estímulos que le lleven aún más a relacionarse, compartir y conocer su entorno de cosas y personas.  Los estímulos de fuera energetizan a la persona extravertida a buscar más estímulos.

quiero conocerme a mí.

La principal inquietud del introvertido en cambio es qué pasa en su fuero interno primero; qué es lo que él o ella tienen que decir del ambiente, en una situación cualquiera es más importante los procesos psicológicos que se van dando en sí mismo y el significado o sentido que esto tiene a nivel interior, que la relación con otros.  Los otros y el lugar en que se desarrollan las interacciones son secundarios a su necesidad de conocer lo que pasa dentro de uno mismo.  A veces el mundo de afuera se puede convertir en una interrupción.

 

posición de la sociedad frente a las actitudes conscientes.

Los preceptos sociales a través de su mensaje por diferentes medios, aplauden la actitud extravertida.  Tanto a nivel de mandatos sociales como en los grupos grandes de organizaciones de todo tipo, y en los grupos más pequeños de familia, amigos, etc.  Se espera la actitud extravertida como respuesta, será porque estar en grupo supone erróneamente que uno debería responder rápida y espontáneamente a una interacción con los otros.  Como si los seres humanos fuésemos homólogos, como si no hubiera espacio para diferencias fundamentales, si hablamos de violencia, está es una de las actitudes más violentas con las que me encontrado: ¡tienes que calzar cueste lo que cueste, manteniendo un comportamiento estereotipado que complazca al grupo!

Sí la sociedad espera que no demos problemas y nos ajustemos a lo que dicta, entonces para vivir en comunidad se piensa que deberíamos adaptarnos a la interacción continua con los demás y que fluyamos sin hacernos demasiados cuestionamientos al respecto, así se podría mantener el status quo de supuesta unidad.  Por eso los niños retraídos, tímidos o silenciosos, son catalogados desde esta visión como seres en los que algo está fallando, lo normal sería que interactúen,  se relacionen y busquen estar en actividad, supuestamente esto es lo normal.

 

En la mayoría de círculos sociales se aplaude la actitud extravertida. Me pregunto: ¿Será qué en la necesidad de unirse al medio resultan más fáciles de influenciar?  Entonces sí fuera así los partidos políticos, las sectas religiosas, los grupos de cualquier tipo pueden sacar provecho de está actitud humana para sus propios fines. La cuestión es cómo darse cuenta de la línea que separa la necesidad de relacionarse con la necesidad imperiosa de calzar a cualquier precio.

pedir peras al olmo.

Eso es precisamente lo que debemos dejar a un lado, pedir y otras veces exigir que la persona sea lo que no es. El cambio social no es posible sin el cambio individual, y ver que si hablamos de respeto, las diferencias personales pueden enriquecer a la humanidad, si se les da la posibilidad de mirarlas, comprenderlas y aceptarlas.

 

En el tema de afinidades nadie tiene la última palabra, porque lo que no es para uno sí es para otro, la forma que tiene de acercarse una persona a otra le puede gustar o no, y a partir de esto se puede abrir la posibilidad de que haya un futuro; darle tiempo al tiempo es la clave, para que se vaya abriendo el espacio para compartir.

ser introvertido en un ambiente que ve hacia afuera.

Ahí estará el dilema, porque el introvertido necesita tiempo para decidir con quién, cómo relacionarse y hasta dónde.  Lastimosamente la superficialidad de la vida actual tal vez no le dé fácilmente la tranquilidad de hacerlo al ritmo deseado.  Exigirse a uno mismo reaccionar como extravertido para ser aceptado, es muy mala idea, por un lado se estará traicionando la propia naturaleza y por otro lado tarde o temprano lo que empezó mal terminará mal.

Reconocer como la ecuación personal actúa a pesar de nuestros deseos, reconocer que hay una forma individual de entrar en las relaciones y que cómo todo lo humano tendrá pros y contras. Asumir que no es posible pretender ser lo que no se es sin consecuencias; que la supuesta inadaptación puede ser un rasgo para ir despacio en lo social y conducir a que se busque caminos más veraces de interacción.  Percibir que no se es rápido pero si profundo cuando se ha decidido dar el paso hacia el contacto; y que unas cuantas relaciones duraderas pueden ser suficientes para la salud mental.  Tomarse el tiempo para decidir puede hacer la diferencia en el placer de entrar en contacto con otro ser humano o con una experiencia.

Sí eres extravertido al relacionarte cuídate de no perderte por ser aceptado por el grupo. Sí eres introvertido, respeta tus ritmos para que el encuentro con otros sea auténtico. Apreciar que no somos iguales, ni necesitamos serlo, y que en la diversidad está la riqueza.

 

Dra. Isabel Ayala Vera.

PSICÓLOGA CLÍNICA

INGENIERA COMERCIAL

+593996050245

Los derechos del texto y las fotografías son de Paola Isabel Ayala Vera. Se puede citar el presente artículo con la debida referencia