El acto de escucharse a uno mismo, no tiene que ver con las palabras, ni tampoco con ideas o conceptos sobre la vida; no pertenece a ninguna doctrina ni dogma. Es un acto que se conecta más con el silencio. En ese silencio carente de aprobación se encuentra la verdad personal.
Si conocemos los tesoros que contiene nuestro ser podemos compartirlos. Las cualidades de cada persona tienen mucho valor, aquellas contribuyen de formas inesperadas al entorno, aquellas cualidades que convocan y crean nuevas posibilidades de concretarse, es aquello que habita como un anhelo profundo en la psique de cada ser humano.