Un talento es un misterio, es aquello que nos es dado, que viene con nosotros, es aquello que lo podemos hacer con cierta habilidad innata, es aquello en lo que podemos fluir y sentirnos completos. Pero el talento no es nada sin la perseverancia.
Ponerse en acción en cuanto a lo que esté pendiente, puede cambiar la actitud de la persona considerablemente, buscar caminos reales por los cuales la energía del anhelo puede fluir de alguna manera, puede desenmarañar esos estados de ánimo liosos y infundir en la persona bríos renovados para continuar.
Lo más valioso que tenemos para ofrecer, aquello que llena el corazón y que tan sólo necesitamos darnos cuenta que está a nuestra disposición. El regalo que se nos entregó para compartirlo con los demás, es necesario descubrirlo.