La pasión se despierta, en esos primeros momentos de arrebato y encantamiento con el otro. En la idealización de lo que esa persona representará para la vida y lo que juntos en un momento pueden llegar a ser. La necesidad de estar juntos, de compartir, de propiciar encuentros y sentir el amor se convierte en una necesidad tan fuerte como respirar. En ese momento la presencia del otro nos devuelve la imagen idealizada de nosotros mismos, lo dignos que somos de amor, y la pasión que podemos...