(...) la naturaleza propia, tarde o temprano se verá instada a reconocerse a través de la coincidencia de dos, saldrá a flote lo que le es natural y que urge expresarlo. Y es así como el encuentro se convierte en un pretexto para verse uno mismo y cuestionar el camino elegido (...)
El compromiso con otra persona en una relación de pareja, exige que los dos se acoplen a una nueva realidad. para que pueda avanzar en el tiempo. Esto implica abrir espacios en común para poder compartir y desde ahí construir el vínculo.
Sería saludable para los dos, que en ese nuevo espacio llamado relación, se dé por sentado el respeto a la individualidad del otro. Ese otro que tiene sueños, anhelos, ilusiones propias, que deberían ser tomadas en cuenta.
El acto de escucharse a uno mismo, no tiene que ver con las palabras, ni tampoco con ideas o conceptos sobre la vida; no pertenece a ninguna doctrina ni dogma. Es un acto que se conecta más con el silencio. En ese silencio carente de aprobación se encuentra la verdad personal.
La pasión se despierta, en esos primeros momentos de arrebato y encantamiento con el otro. En la idealización de lo que esa persona representará para la vida y lo que juntos en un momento pueden llegar a ser. La necesidad de estar juntos, de compartir, de propiciar encuentros y sentir el amor se convierte en una necesidad tan fuerte como respirar. En ese momento la presencia del otro nos devuelve la imagen idealizada de nosotros mismos, lo dignos que somos de amor, y la pasión que podemos...