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un amor muy especial.

Dedico este artículo a Niqui por su compañía y su cariño incondicional. A Vero y Aidi, por su inmenso amor a los animales.  También se lo dedico  a todas aquellas personas que luchan por los derechos animales, para que sean tratados con humanidad por los humanos.

La experiencia de la relación de amor con un animal es algo único, los que lo han vivido lo saben, es algo que no se puede comparar con ninguna otra experiencia, es una relación que no necesita de palabras. En cada momento compartido se vive totalmente ese afecto, porque siempre ocurre en tiempo presente, este amor simplemente se da aquí y ahora.  El animal de compañía, estará y compartirá la experiencia absolutamente, como si fuera la última vez, por eso es simplemente inolvidable.

la simpleza de ser.

Los seres humanos buscamos disfrutar cada momento a plenitud.  Los animales lo hacen.  Basta con ver como los animales viven sus experiencias cotidianas, una cosa a la vez, totalmente presentes en lo que sucede, en la experiencia del momento. Basta mirar el mundo a nuestro alrededor, el mundo animal es sorprendente, soló hay que detenerse un momento y mirar.  

 

Cuando un perro come, juega, duerme,  no importa que más suceda, no importa lo que sucedió antes o lo que venga después, él estará en lo suyo.  Cuando un gato se acicala, está totalmente concentrado en su labor y de paso en el disfrute de la tarea.    Si los humanos aprendiéramos aquello y pudiéramos hacer una cosa a la vez, estar conscientes en cada actividad, seguro nos evitaríamos mucho estrés  y nos procuraríamos mucho bienestar.  El mundo nos permite a cada momento aprender, el mundo animal tiene mucho para enseñar.

 

Sólo los animales que han sido neurotizados por actitudes inadecuadas del ser humano actúan de formas incoherentes con su naturaleza. Animales que han sido sometidos a maltrato, aislados, privados de lo que su instinto natural requiere.  Sería bueno para nuestra propia autoestima dejar de creernos los dueños del mundo y aprender que hay una sabiduría más antigua que habita también en nuestra propia parcela animal.

FIDELIDAD ANIMAL.


Un animal de compañía se quedará con sus dueños probablemente hasta el día de su muerte, sí ellos se lo permiten, esa característica animal que ha sido descrita en testimonios conmovedores, más de una vez, es una de las particularidades más maravillosas de ese amor. 

Se constata que los animales de compañía tratan de volver al hogar cuando son abandonados, porque no comprenden esa actitud que sólo pertenece a los humanos, se conocen muchas historias de animales que vuelven a pesar de la distancia que tengan que recorrer. La fuerza del vínculo es sorprendente.  Un animal que ha acompañado a un humano durante su vida, se adapta a sus costumbres,  la vida de la mascota se desarrolla alrededor de su humano. 

La mascota espera que llegue a casa, espera el juego, espera la caricia, espera la presencia;  no solamente es la necesidad de comer, es la necesidad de cercanía.  Tal vez seríamos más felices si podríamos acercarnos así de afectivos a quienes nos importan, siendo fieles a las relaciones que hemos decidido tener.

CONVERTIRSE EN FAMILIA.

Aunque en la casa donde vive el animal haya muchas personas, es el animal el que adopta a su humano y lo reconoce como su dueño, eso es fantástico, nos habla de una afinidad y un afecto que sólo aquellos que han convivido con una mascota lo pueden entender.

 

Ese humano se convierte en su familia,  será también de alguna forma cuidado y consentido por su mascota. 

 

Cuando nos relacionamos con los animales, volvemos a lo básico, a lo natural, a lo instintivo.  Volvemos a la capacidad de sentirnos parte de algo más basto, somos parte de un todo llamado planeta Tierra.

la alegría del juego.

Jugar con un animal es una experiencia llena de alegría, todas las sensaciones corporales, la espontaneidad, el gozo, el contacto natural, la posibilidad total de los sentidos, se encuentra ahí.  Mucho podríamos aprender, si jugáramos más y nos preocupáramos menos;  si aprendiéramos a soltarnos, a vivir la alegría de la compañía, si disfrutáramos hasta caer rendidos luego de dar rienda suelta a la expresión natural de nuestro cuerpo, seguro encontraríamos lo mejor de nosotros mismos; a eso conduce el juego con una mascota.

 

Una de las situaciones más lindas de observar, son animales jugando, aún más lindo es mirar animales jugando con niños.  Es el animal quien, muchas veces propone, domina el juego, el que imprime la energía, simplemente es fantástico. Es maravilloso mirar un animal grande jugando delicadamente con un niño pequeño, cuidando al niño. Una experiencia digna de ser vivida y de repetirla cuantas veces se pueda.  Un adulto que juega con su mascota vivencia el niño natural que habita dentro de él y que le acompañará por siempre, da espacio a la fantasía y con ello a la posibilidad de mantener su valiosa capacidad de sorprenderse con la vida.  El placer del juego conlleva felicidad.

cariño a borbotones.

El contacto con una mascota, aunque no sea nuestra nos lleva a experimentar otro aspecto impresionante de los animales, que es el infinito cariño que tienen para entregar.  No importa si fue muy cariñoso ayer o hace un segundo, siempre hay más cariño, siempre hay lamidas, abrazos, mordiscos, por montones, para hacerle saber al humano, que eso es bueno y está bien.  Cómo sería la vida si pudiéramos expresar fluidamente nuestro cariño, probablemente no habrían pendientes, no habría culpa, ni pena, ya que siempre estaríamos al día con el amor.

 

Tal vez por eso existe tanta gente que ama a sus animales, porque con ellos la experiencia de amor es tan sencilla, tan factible.  Al visitar la casa de un amigo, hay animales que espontáneamente se acercan para ser acariciados, para establecer contacto, para regalar caricias, que maravilla; ese es el aprendizaje de las practicas meditativas, experimentar la  felicidad simplemente.  Tal vez al relacionarnos con el mundo animal podríamos aprender lo que los sabios saben.

TERNURA GENERA TERNURA.

Con seguridad el contacto con el mundo animal tiene tantas facetas que posibilitan el  crecimiento a los seres humanos,  ese contacto logra que la persona exprese lo mejor de sí.  No es de sorprenderse los efectos benéficos que una persona puede experimentar cuando se somete a una terapia con caballos, perros, etc.

 

El simple contacto con un animal en asilos o lugares de rehabilitación, genera mejoría de ánimo en los pacientes.  Incluso se ha experimentado, que el contacto de animales de compañía con personas privadas de la libertad, puede facilitar una visión diferente de la vida y de sí mismos; una manera más saludable de relacionarse con el entorno.  Tal vez porque a un animal no le interesa nuestra cuenta bancaría, ni la marca de auto en nuestro garaje.  Es probable que la aceptación  genere auto aceptación.

 

 Sin embargo es muy importante que una persona que adopta un animal, piense en que estará en su vida a largo plazo, y eso significa un compromiso en muchos sentidos, si no existe por cualquier razón la posibilidad de comprometerse, es mejor no adoptar; que generar dolor, maltrato, abandono o muerte provocada más adelante.

a nuestro servicio?.

Si por un momento tuviéramos la humildad de ver cuánto dependemos de los animales, si pudiéramos dimensionar que parte de la evolución humana se ha debido a que nos hemos podido servir de ellos, en todos los sentidos imaginables.  Si nos pudiéramos contemplar como participantes afortunados en una creación que no es nuestro mérito.  Entonces de pronto cabría la posibilidad de volvernos realmente humanos y contemplar nuestra humanidad con respeto.

Toda una eternidad nos han acompañado, una eternidad nos han servido, tal vez por ese camino compartido podemos reconocer el impacto de los animales en nuestra vida y valorarlos.

 

reconocer el mundo animal.

En muchas culturas antiguas, los animales eran vistos como divinidades, sus características más sobresalientes podían contemplarse como dones, que los seres humanos anhelamos poseer. En ritos y cultos se trataba de incorporar la esencia animal como parte del desarrollo necesario para transcenderse a uno mismo.  El respeto al misterio de la creación estaba presente, para que el ego humano se mantenga en su lugar y no se deje inflar con tanta arrogancia.  Los animales eran acompañantes indispensables en leyendas y cuentos, desde el nacimiento y más allá de la muerte.

Tomemos lo mejor de la experiencia, aprendamos, recordemos, compartamos, amemos, vivamos en libertad, seamos auténticos.  Lo más valioso sucede hoy.

 

 

Dra. Isabel Ayala Vera.

PSICOLOGA CLÍNICA

INGENIERA COMERCIAL

ANALISTA JUNGUIANA

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Los derechos del texto y las fotografías son de Paola Isabel Ayala Vera. Se puede citar el presente artículo con la debida referencia