Hay veces en que la vida es como el oleaje del mar, va y vuelve, en ese movimiento puede traer a nuestras orillas algo inesperado, valioso, algo que nos puede cambiar, pero esto puede llegar en un momento supuestamente inconveniente. Entonces la decisión se centrará en dejar eso que la vida trae porque no estamos preparados para vivirlo, o armarnos de valor para asumir el reto.
Si los aprendizajes significativos pueden aportar más plasticidad a nuestro cerebro, eso quiere decir que gracias a ellos nuestras creencias, nuestras ideas y nuestros puntos de vista se pueden nutrir, flexibilizar y ampliar. Y con ello la forma en que vemos y nos relacionamos con el mundo y con nosotros mismos.
Eso que está más allá de nuestras manos, aquello que no corresponde a nuestra voluntad, lo que nos presenta la vida y no hay ninguna posibilidad de eludirlo.
(...) la naturaleza propia, tarde o temprano se verá instada a reconocerse a través de la coincidencia de dos, saldrá a flote lo que le es natural y que urge expresarlo. Y es así como el encuentro se convierte en un pretexto para verse uno mismo y cuestionar el camino elegido (...)
Un ejercicio cotidiano de estar presente en uno mismo, percatándose de lo que se siente, de lo que se piensa, y actuando en concordancia. Siendo fiel a uno mismo. Resolviendo en nuestra vida, aquello que requiere de una intervención activa y haciendo entonces lo que nos corresponde (...) No necesitamos perfección, si mucha comprensión de nuestra propia naturaleza (...)
El compromiso con otra persona en una relación de pareja, exige que los dos se acoplen a una nueva realidad. para que pueda avanzar en el tiempo. Esto implica abrir espacios en común para poder compartir y desde ahí construir el vínculo.
Sería saludable para los dos, que en ese nuevo espacio llamado relación, se dé por sentado el respeto a la individualidad del otro. Ese otro que tiene sueños, anhelos, ilusiones propias, que deberían ser tomadas en cuenta.
Un talento es un misterio, es aquello que nos es dado, que viene con nosotros, es aquello que lo podemos hacer con cierta habilidad innata, es aquello en lo que podemos fluir y sentirnos completos. Pero el talento no es nada sin la perseverancia.
Tal vez sí nos dejamos impactar por la belleza suprema, podríamos soltar el andamiaje que nos mantiene cautivos en roles que van rigidizando nuestra esencia. Tal vez es el momento de devolverle su lugar a lo que importa, de darle la preeminencia a lo fundamental.
El acto de escucharse a uno mismo, no tiene que ver con las palabras, ni tampoco con ideas o conceptos sobre la vida; no pertenece a ninguna doctrina ni dogma. Es un acto que se conecta más con el silencio. En ese silencio carente de aprobación se encuentra la verdad personal.
La vida se va componiendo de momentos, de escenas que van formando el álbum de una existencia. ¿Qué compone una vida en particular sino las acciones que se repiten a través del tiempo? Es en el transcurrir de cada día que vamos haciendo nuestra historia. Las decisiones tomadas son las que van dando un cariz a ese tejido llamado vida.