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LOS PROFESIONALES DE LA SALUD Y LA PANDEMIA.

Una cosa es la percepción individual y el punto de vista propio que se puede tener de una situación como la pandemia que estamos viviendo. Otra cosa muy diferente es encontrarse en primera línea frente a lo que ocurre, tener contacto con personas contagiadas, personas en peligro de muerte, personas que han perdido a algún familiar por el contagio, personas en crisis por el aislamiento, personas en crisis por la incertidumbre de lo que sucederá a nivel social, laboral o sobre la propia vida o la vida de los que aman en el futuro.

 

Una cosa es hablar desde las pasiones que despierta esté tema frente al sentir individual. Y otra muy diferente es ver a la muerte, al caos, al dolor, a la tragedia a la cara cada día, esa es la labor que afrontamos los profesionales de la salud desde que empezó esta pandemia, eso es a lo que nos vemos abocados por las profesiones que escogimos, ese es el riesgo de nuestro trabajo somos testigos de la forma más cruda y dura de lo que nos está pasando como humanidad.

 

CRISIS, CAOS, DOLOR Y PÉRDIDA.

Muchos profesionales de la salud seguimos este sendero porque en algún momento de nuestra vida no pudimos dejar de oír la voz de nuestra vocación, no pudimos dejar de sentir el llamado de una vida que se vinculaba profundamente con la vida de los demás. La pandemia dará fe de la vocación, no puedo imaginar el riesgo permanente de los profesionales que ahora trabajan en hospitales, no puedo imaginar el miedo, la inseguridad, el dolor que sentirán con lo que les ha tocado palpar en estos meses.  No puedo ponerme en sus zapatos cuando dejan su trabajo y vuelven a casa, volver a casa se convierte tal vez por primera vez en la vida en un peligro para sus familias.

 

Si puedo saber sin embargo lo que se siente cuando un número cada vez más creciente de los consultantes tienen miedo, sienten dolor, sienten incertidumbre producto de la pandemia, si puedo  contarles lo que nos sucede por dentro a los profesionales que estamos atendiendo un gran número, como en ningún otro momento de nuestra profesión de ataques de pánico, insomnio, depresiones, si puedo decirles lo que nos sucede cuando muchos de nuestros pacientes somatizan, cuando otros tantos sienten desesperanza, cuando algunos no pueden aguantar tanto aislamiento y otros tantos empiezan a tener mucho miedo de salir de casa.  El peligro de esta pandemia no sólo es el covid, hay otros peligros tan nocivos y perniciosos que se producen como una consecuencia psíquica a una crisis tan grande como la que vivimos.

 

NADIE TE DIJO QUE IBA A SER FÁCIL.

¿Qué sucede en las emociones, en los pensamientos, en el cuerpo y en la personalidad del profesional de la salud?  Uno de los mayores riesgos de trabajo al atender el dolor de otros, es que ese dolor se filtre por las capas psíquicas del profesional, y sin darse cuenta empiece a debilitarle, encuentre esas fisuras que todos tenemos y se adentre en puntos frágiles, se instale en la psique silenciosa y taimadamente, debilitando su cuerpo, mente y espíritu.

 

El riesgo se vuelve grande porque la crisis que estamos atendiendo en otros la estamos viviendo también nosotros, estamos inmersos en la situación, también corre riesgo nuestra existencia, también nos preocupa la sobrevivencia, también tenemos incertidumbre del futuro, también estamos vulnerables.  Hoy más que nunca ayudamos desde nuestro propio dolor, hoy más que nunca la vocación que nos condujo por este camino se vuelve inequívoca, sólo se puede ayudar realmente cuando uno mismo conoce sus penas, sus carencia, sus miedos, sus debilidades; sólo somos compañía cuando sabemos que en el proceso también nos iremos transformando, cuando comprendemos que no tenemos todas las respuestas, pero que estamos abiertos a hacernos las preguntas necesarias para poder brindarnos.

 

BRINDARSE.

En una época tan alejada del vínculo, tan vacía de sentimientos profundos.  La lección para mi es que no puedes dar si no te involucras, no puedes acompañar si no empatizas, no puedes sostener si no estás presente, no puedes hacer tu trabajo si lo que elegiste es sólo un trabajo  y no es una vocación. Todavía tendremos frente a nosotros muchos retos, muchas exigencias que la vida ahora nos traerá a través de lo que nos falta vivir por nuestro trabajo en esta situación triste, todavía no podemos decir: “labor cumplida”. 

 

Pero espero sinceramente que podamos hacer acopio de lo que habita en nuestra alma, que podamos traer al presente nuestros aprendizajes necesarios a todo nivel, espero que encontremos la fortaleza suficiente para crear espacios de contención, espacios de acompañamiento, espacios significativos.

 

Espero que encontremos en nuestro corazón las respuestas que necesitamos escuchar y las palabras que necesitamos pronunciar por el bien de la comunidad.

 

Recordemos hoy más que nunca que no somos infalibles, que nosotros también en un momento podemos necesitar ese lugar donde poder sentirnos acogidos, escuchados, comprendidos.  Recordemos que nuestro autocuidado es lo que permite cuidar a otros con dignidad.

 

Dra. Isabel Ayala Vera.

PSICÓLOGA CLÍNICA

INGENIERA COMERCIAL

ANALISTA JUNGUIANA

+593996050245

Los derechos del texto y las fotografías son de Paola Isabel Ayala Vera. Se puede citar el presente artículo con la debida referencia

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