El desapego conduce a la paz interior basada en la conciencia y la aceptación de lo transitorio, pero sobre todo a una plenitud de vivir más allá de la fijación de que algo o alguien nos darán felicidad. ¿Será eso posible?
Una cosa es la percepción individual y el punto de vista propio que se puede tener de una situación como la pandemia que estamos viviendo. Otra cosa muy diferente es encontrarse en primera línea frente a lo que ocurre.
Hay restricciones externas e internas frente a lo que ha propiciado esta pandemia, los gobiernos promulgan una nueva normalidad que no saben ni ellos mismos a dónde nos conducirá. La vida no se puede detener, porque eso tampoco es factible para la sobrevivencia, pero tratar de volver a la vida anterior por el momento es una fantasía.
(...) la naturaleza propia, tarde o temprano se verá instada a reconocerse a través de la coincidencia de dos, saldrá a flote lo que le es natural y que urge expresarlo. Y es así como el encuentro se convierte en un pretexto para verse uno mismo y cuestionar el camino elegido (...)
Un ejercicio cotidiano de estar presente en uno mismo, percatándose de lo que se siente, de lo que se piensa, y actuando en concordancia. Siendo fiel a uno mismo. Resolviendo en nuestra vida, aquello que requiere de una intervención activa y haciendo entonces lo que nos corresponde (...) No necesitamos perfección, si mucha comprensión de nuestra propia naturaleza (...)