Un talento es un misterio, es aquello que nos es dado, que viene con nosotros, es aquello que lo podemos hacer con cierta habilidad innata, es aquello en lo que podemos fluir y sentirnos completos. Pero el talento no es nada sin la perseverancia.
La palabra Navidad está relacionada con la capacidad de dar y recibir amor. Con el tiempo de conectarse conscientemente con la paz. En los procesos psicoterapéuticos los recuerdos vinculados con haber recibido amor, son muy significativos, son los que dejaron una huella de valoración positiva hacia la vida y confianza hacia al camino personal. Estos recuerdos son importantísimos para la integración consciente de los dones más preciados a la totalidad del ser.
Hoy estamos viviendo un momento muy particular; en nombre de la autoestima, se busca la satisfacción personal en todo aspecto de la vida. Una forma de vida cada vez más habitual, que deja de lado a quien se cree es un obstáculo para la realización de un deseo. Cuando un niño se avergüenza por algo que ha hecho, esto muestra que se han interiorizado ciertos valores promulgados por su familia o el entorno social en el que habita y que el niño se ha dado cuenta que ha trasgredido las normas...
Si conocemos los tesoros que contiene nuestro ser podemos compartirlos. Las cualidades de cada persona tienen mucho valor, aquellas contribuyen de formas inesperadas al entorno, aquellas cualidades que convocan y crean nuevas posibilidades de concretarse, es aquello que habita como un anhelo profundo en la psique de cada ser humano.