El desapego conduce a la paz interior basada en la conciencia y la aceptación de lo transitorio, pero sobre todo a una plenitud de vivir más allá de la fijación de que algo o alguien nos darán felicidad. ¿Será eso posible?
Estamos siendo sacudidos por una situación que de ninguna forma está en nuestras manos que termine, estamos siendo interpelados por nuestros propios temas pendientes, por nuestros propios anhelos olvidados.
La vida se compone de experiencias, es verdad, sin embargo entre menos significativas sean las experiencias la vida misma se vuelve menos significativa.
...tratando de limpiar, ordenar y purificar el mundo externo. Cuando lo que se tiene que volverse salubre es nuestro mundo interno, paradójico, tristemente paradójico. Por más que nos esforcemos en darle un orden a lo de afuera, sin considerar lo que nos está pasando dentro, el esfuerzo no nos conducirá a ningún lado, hemos arado en el mar.
El encuentro con otro ser humano con el que en un momento se intima se convierte en algo de lo que se tiene que escapar, en el intento desafortunado de no involucrarse más de la cuenta.
(...) la naturaleza propia, tarde o temprano se verá instada a reconocerse a través de la coincidencia de dos, saldrá a flote lo que le es natural y que urge expresarlo. Y es así como el encuentro se convierte en un pretexto para verse uno mismo y cuestionar el camino elegido (...)