· 

APEGO O DESAPEGO

Esta pandemia me lleva a la reflexión del desapego, ese concepto tan usado en algunas líneas espirituales como una máxima para el buen vivir.  El desapego conduce a la paz interior basada en  la conciencia y la aceptación de lo transitorio, pero sobre todo a una plenitud de vivir más allá de la fijación de que algo o alguien nos darán felicidad. ¿Será  eso posible?

 

El bienestar desde este punto de vista no está en el tener o hacer sino más bien en cultivar coherentemente el ser. Poder conectarse con el proceso de llevar a cabo lo que es posible.

 

Ahora cuando nos vemos restringidos, justo en este momentos parecería que aquello de lo cual carecemos despierta más nuestros deseos, deseos de hacer aquellas cosas que antes eran posibles y tal vez no les dábamos valor. 

 

Percatarnos de aquello a lo que estamos apegados, puede ser evidente en estas circunstancias, aquello que nos da miedo perder, y que intentamos retenerlo o consumirlo. ¿Qué es lo que pone en evidencia la pandemia en cuanto a los apegos de cada uno?¿Qué es lo que activa la restricción en el fuero interno?¿Qué miedos o dolores surgen como respuesta a lo que no se puede tener o hacer?¿En estos meses qué es lo que hemos sentido como algo indispensable en nuestra vida y que sufrimos por no tenerlo?

 

El sufrimiento está relacionado con el deseo, y en estos tiempos difíciles para la humanidad en que se vuelve muchas veces imposible  contar con aquello por lo cual sufrimos, tal vez podríamos comprender la naturaleza de nuestros deseos.

 

No tiene sentido sufrir por las flores de la primavera si estamos atravesando un crudo invierno, no tiene sentido sufrir por el sabor de la naranja si no es su tiempo de cosecha. No tiene sentido martirizarnos y martirizar a otros por lo que ahora simplemente no es posible, o de serlo pone en riesgo nuestra vida y la de los demás.

 

Es posible que las circunstancias tiendan sobre la mesa cuán humilde es nuestra postura frente a lo que la vida trae sin consultarnos, tal vez en ese momento en que nos vemos enfrentados a lo absurdo podemos constatar las motivaciones que nos habitan.

 

Les invito a que miremos a nuestro alrededor. ¿Qué es lo que está pandemia ha desarmado en tú vida o en la vida de las personas cercanas a ti?¿Qué planes se han venido abajo? Pero sobre todo les invito a la reflexión sobre lo que cada uno se encuentra haciendo al respecto, cuál es su postura. Tal vez mirarnos de una forma menos apasionada nos podría dar visos de lo que pasa en nuestro interior con las prohibiciones del afuera.

 

También me pregunto si podemos realmente valorar lo que sí tenemos ahora, me pregunto si podemos contemplar la oportunidad que la vida nos da justo en este momento. Me pregunto si podemos entregarnos a la vida tal cómo es y simplemente vivirla total e intensamente con lo que hay.

 

Cada uno puede dar su propia respuesta, tal vez la pandemia nos permite  conectar con la vivencia irrefutable del aquí y el ahora, en vista de las circunstancias actuales, esto es lo único de lo  que podemos estar seguros.

 

Todo tiene su tiempo, es fácil decirlo, vivirlo es otro tema. Este momento pone a prueba nuestra paciencia, un tiempo de guardarse y de tener prudencia, un tiempo puertas adentro, un tiempo con distracciones restringidas. ¿Cómo estás reaccionando ante este tiempo?

 

Por todo lado se puedo encontrar referencias a que primero se debe conectar con uno mismo, o crear ese espacio para conocerse más.  Me pregunto si acaso este tiempo no nos permite precisamente eso, que puede hacer uno cuando el mundo exterior no ofrece lo que ofrecía antes, distracciones, para conectarnos con el mundo de afuera, ese mundo dónde están los demás.  Las distracciones del mundo exterior nos podían hacer olvidar las preocupaciones, alejarnos por un momento de las tristezas e incluso anestesiarnos a lo  que de ninguna manera quisiéramos enfrentar. Pero sin aquello, o con una mínima posibilidad de esas experiencias, qué es lo que nos pasa. Llega un momento en la pandemia que no queda más remedio que escuchar nuestra propia vos. ¿La has escuchado?¿Qué es lo que te dice?¿Qué de eso es un camino que no has explorado hacia tu interior y que urge recorrerlo?

 

El desapego no sólo es en referencia a personas o cosas, también tiene que ver con ideas, preceptos, posturas.  En el mundo íntimo, dentro de nuestras casas como ahora, en un prolongado y obligado momento de introversión, qué es lo que está sucediendo en cada uno. ¿Ha cambiado en ti alguna idea sobre el mundo o sobre ti mismo?¿Se han ampliado o actualizado preceptos que tenías antes de la pandemia sobre tus relaciones, tus actividades o tus formas de mostrarte al mundo?¿Notas algún cambio en tus posturas antiguas frente a la vida?

 

No creo que todo esto que estamos viviendo como humanidad nos deje igual a todos, creo que es una experiencia sin precedentes, creo que nuestros apegos o nuestros procesos de desapego pueden marcar el significado y el sentido de esta extraña vivencia. Creo que cada uno tiene la opción de vivirla y hacer con ella lo que mejor le parezca.

 

Dra. Isabel Ayala Vera.

PSICÓLOGA CLÍNICA

INGENIERA COMERCIAL

ANALISTA JUNGUIANA IAAP

+593996050245

Los derechos del texto y las fotografías son de Paola Isabel Ayala Vera. Se puede citar el presente artículo con la debida referencia