En cualquier caso esa forma gregaria de ser nos conduce a buscar formas factibles de relación, formas que puedan generar vínculos, con otros por esa diversidad de afinidades que afortunadamente los seres humanos contamos dentro de nuestra esencia como humanidad.
La vida se compone de experiencias, es verdad, sin embargo entre menos significativas sean las experiencias la vida misma se vuelve menos significativa.
(...)vivir la experiencia y luego recién decidir si eso va o no va. Eso sería dejar que se desarrolle o se eche a perder en forma natural lo que se ha iniciado y no forzar defensivamente como sucede en estos casos a que algo que recién está empezando esté constantemente en la cuerda floja, bien porque se le da un descredito de entrada, con la idea de que nada más puede suceder, o porque se presiona demasiado a que el vínculo se desarrollo rápidamente para asegurar la permanencia del otro.
...tratando de limpiar, ordenar y purificar el mundo externo. Cuando lo que se tiene que volverse salubre es nuestro mundo interno, paradójico, tristemente paradójico. Por más que nos esforcemos en darle un orden a lo de afuera, sin considerar lo que nos está pasando dentro, el esfuerzo no nos conducirá a ningún lado, hemos arado en el mar.