Hay veces en que la vida es como el oleaje del mar, va y vuelve, en ese movimiento puede traer a nuestras orillas algo inesperado, valioso, algo que nos puede cambiar, pero esto puede llegar en un momento supuestamente inconveniente. Entonces la decisión se centrará en dejar eso que la vida trae porque no estamos preparados para vivirlo, o armarnos de valor para asumir el reto.
(...) la naturaleza propia, tarde o temprano se verá instada a reconocerse a través de la coincidencia de dos, saldrá a flote lo que le es natural y que urge expresarlo. Y es así como el encuentro se convierte en un pretexto para verse uno mismo y cuestionar el camino elegido (...)
Ponerse en acción en cuanto a lo que esté pendiente, puede cambiar la actitud de la persona considerablemente, buscar caminos reales por los cuales la energía del anhelo puede fluir de alguna manera, puede desenmarañar esos estados de ánimo liosos y infundir en la persona bríos renovados para continuar.
La palabra Navidad está relacionada con la capacidad de dar y recibir amor. Con el tiempo de conectarse conscientemente con la paz. En los procesos psicoterapéuticos los recuerdos vinculados con haber recibido amor, son muy significativos, son los que dejaron una huella de valoración positiva hacia la vida y confianza hacia al camino personal. Estos recuerdos son importantísimos para la integración consciente de los dones más preciados a la totalidad del ser.
Si conocemos los tesoros que contiene nuestro ser podemos compartirlos. Las cualidades de cada persona tienen mucho valor, aquellas contribuyen de formas inesperadas al entorno, aquellas cualidades que convocan y crean nuevas posibilidades de concretarse, es aquello que habita como un anhelo profundo en la psique de cada ser humano.
El agua como imagen puede evocar nuestro mundo emocional, ese mundo interno, misterioso, encantador, imprevisible, oscuro, temible, prístino, inaccesible, caótico, fuente de vida, diáfano.
Lo más valioso que tenemos para ofrecer, aquello que llena el corazón y que tan sólo necesitamos darnos cuenta que está a nuestra disposición. El regalo que se nos entregó para compartirlo con los demás, es necesario descubrirlo.
A nivel psicológico los seres humanos estamos profundamente conectados con estos ciclos naturales, los tiempos de cosecha son esos momentos en que la persona necesita recolectar lo que la vida trae, reflexionar en lo que ha sido para ella ese tiempo, entonces ser capaz de agradecer por todo lo que ha recibido, percatarse de los aprendizajes de sus propios aciertos y errores.