La vida se compone de experiencias, es verdad, sin embargo entre menos significativas sean las experiencias la vida misma se vuelve menos significativa.
Hay veces en que la vida es como el oleaje del mar, va y vuelve, en ese movimiento puede traer a nuestras orillas algo inesperado, valioso, algo que nos puede cambiar, pero esto puede llegar en un momento supuestamente inconveniente. Entonces la decisión se centrará en dejar eso que la vida trae porque no estamos preparados para vivirlo, o armarnos de valor para asumir el reto.
Ponerse en acción en cuanto a lo que esté pendiente, puede cambiar la actitud de la persona considerablemente, buscar caminos reales por los cuales la energía del anhelo puede fluir de alguna manera, puede desenmarañar esos estados de ánimo liosos y infundir en la persona bríos renovados para continuar.
El inicio de un nuevo año, de muchas maneras puede ser una oportunidad. Marca el fin de un ciclo y por supuesto la posibilidad de proponer nuevos horizontes para nuestra existencia.
La palabra Navidad está relacionada con la capacidad de dar y recibir amor. Con el tiempo de conectarse conscientemente con la paz. En los procesos psicoterapéuticos los recuerdos vinculados con haber recibido amor, son muy significativos, son los que dejaron una huella de valoración positiva hacia la vida y confianza hacia al camino personal. Estos recuerdos son importantísimos para la integración consciente de los dones más preciados a la totalidad del ser.
La melancolía es un estado de ánimo que aparece muchas veces inadvertidamente como la bruma en el bosque. Si te sumerges en la bruma, el camino se vuelve confuso, es difícil decidir hacia dónde moverse, ya que no puedes divisar hacia donde ir. Tus sentimientos y pensamientos se cubren por la bruma de tus temores, de tus dolores, de tus renuncias, de lo no resuelto y ahora la desazón de lo pendiente se cuela inevitablemente a través de las rendijas de tus dudas .
Se lo dedico a todas esas personas dispuestas a crear lazos de afecto. En el trabajado psicológico con grupos de ancianos podemos confirmar el desgaste emocional que genera la soledad y el aislamiento, también se puede afirmar el cambio positivo que se evidencia en estas personas cuando tienen un grupo afín con el cual pueden compartir sus inquietudes, sus ideas y su tiempo. El cambio es evidente el lenguaje corporal lo muestra, la actitud se modifica en forma positiva, dolores y molestias...