Lo más valioso que tenemos para ofrecer, aquello que llena el corazón y que tan sólo necesitamos darnos cuenta que está a nuestra disposición. El regalo que se nos entregó para compartirlo con los demás, es necesario descubrirlo.
REGALAR POR REGALAR.
Un regalo o un presente es una muestra de afecto, es pensar en una persona, es poner el sentimiento por otro en primer lugar. En una sociedad mercantilista hay veces en que podemos olvidar el sentido del regalo y simplemente cumplir con la obligación social de regalar en determinadas fechas, pero cuando algo es obligación puede perder el encanto, la creatividad y el placer de regalar. Peor aún cuando ya no se regala algo especial para alguien especial, sino una suma de dinero que puede ser solicitada por quien va a recibir el regalo. Entonces se pierde la mágica posibilidad de dar, percibiendo el mundo del otro, conociéndolo, y tomando tiempo para encontrar eso que realmente le va a gustar. Se pierde el proceso creativo de elegir, crear o encontrar.
CUÁNDO EMPEZÓ TODO.
Hay tanta tela por cortar respecto a cuándo los seres humanos comenzamos a regalar y de cómo inicia esta costumbre. Los estudiosos no llegan a un acuerdo, creen que se pierde en la historia el primer regalo, hay datos históricos que hablan de hombres y mujeres excepcionalmente caritativos en diferentes regiones del mundo que se daban el tiempo y el empeño de regalar a los que más necesitaban.
Se cree que los primeros regalos que la humanidad ofreció fueron a los dioses, ofrendas de gratitud por lo recibido, por los regalos que los dioses también les ofrecieron.
DAR SIN ESPERAR.
Alguien me dijo una vez: "lo que te doy no me lo tienes que devolver a mí, mejor cuando tengas oportunidad brinda lo que puedas a alguien que lo necesita, así hacemos una gran cadena de regalos que no terminará jamás."
Entonces el verdadero sentido del regalo es compartir lo que tenemos, sin esperar nada a cambio, dar a alguien que lo puede necesitar.
Esa querida persona que fue tan generosa, no sólo nos brindo lo que tenía a nivel material, nos dio su tiempo, sus conocimientos, su compañía, su alegría, su cuidado, sin apenas conocernos, ha sido una gran lección de vida que quiero compartir, porque muchos regalos que llegan sin merecerlos pueden venir de las personas menos pensadas y por eso pueden llegar a ser invaluables.
LA EXPRESIÓN OBJETIVA DEL AFECTO.
Los objetos bellos, útiles, deseados pueden ser regalos estupendos, puede simbolizar un sentimiento, un afecto, pueden mostrarle a la otra persona cuanto importa, cuanto se sabe de su mundo interno, de sus gustos, de sus sueños, de sus anhelos. Si un obsequio físico puede ser todo eso, tal vez por eso la tradición de regalar se ha mantenido tanto tiempo entre nosotros.
LO QUE PODEMOS REGALAR AL MUNDO.
Sin embargo lo que está detrás del regalo es mucho más grande, más profundo y más eterno que el regalo. Porque estamos hablando del misterioso mundo del afecto, el mundo incomprensible de los sentimientos, de las afinidades.
El mundo que surge del alma no podemos comprender, por qué surge el afecto, de dónde viene, y cómo nos acompañará durante la vida o terminará como un suspiro. Son preguntas que nunca se podrán contestar. Así que un regalo puede representar de alguna manera eso que con palabras no podemos expresar y cuando un regalo toca el alma del otro se convierte probablemente en un símbolo de la relación que existe por momentánea que sea.
NUESTROS TALENTOS.
Sin embargo hay regalos que no podemos comprar, no los venden en ninguna parte, no los podemos financiar con dinero, son los talentos que traemos como un don para compartirlos con el mundo, y que para regalarlos no necesitamos ninguna fecha especial, ni tampoco una persona especial. Hay algo que tenemos que sin haberlo pedido nos pertenece y que está a nuestra disposición para darlo.
Eso invaluable en cada uno de nosotros, eso que hace por momentos que el mundo sea mejor, es el regalo más duradero, más altruista y más significado que podemos entregar siempre. Entonces tal vez en estas fiestas que están por llegar podríamos dejar fluir el caudal de aquello que tenemos como una muestra de la calidad de lo que habita en nuestro interior, eso que tenemos para compartir, el mundo lo necesita, y nosotros necesitamos compartirlo, así el círculo se completa y somos parte armónica de un todo que es capaz de nutrirnos y nosotros también lo nutrimos.
Comparta su talento y enriquezca su corazón. Felices fiestas.
Dra. Isabel Ayala Vera.
PSICOLOGA CLÍNICA
INGENIERA COMERCIAL
ANALISTA JUNGUIANA
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Los derechos del texto y las fotografías son de Paola Isabel Ayala Vera. Se puede citar el presente artículo con la debida referencia